Muchas veces entramos en oración, en intimidad con Dios, pidiéndole que su poder sea derramado en nosotros, en ese momento entramos en llanto porque se nos vienen a la mente muchas personas que están sin nada que comer, sin nada para cubrirse del frío, y es entonces que agradecemos a Dios por todo lo que tenemos.
Pero una vez terminamos ese momento de oración, sentimos ese derramamiento del espíritu Santo pero más tarde salimos a dar un paseo o vamos hacia nuestro trabajo y se nos da la oportunidad de ayudar a alguien pero no lo hacemos, seguimos de largo. Llegamos a nuestro trabajo y nos quejamos porque tenemos que trabajar o porque el jefe nos está haciendo alguna solicitud absurda. Termina nuestra jornada laboral y llegamos a la Casa y peleamos con nuestra esposa porque nos da de comer lo mismo por 3 días o toda la semana, nuestros hijos quieren jugar pero sólo los hacemos a un lado porque estamos muy cansados. Llega la hora de dormir y nuestra esposa nos dice que tenemos compromisos de pago y entonces en ese momento entramos en pánico y angustia porque Al hacer cuentas vemos que no logramos cubrir los gastos.
Yo pregunto, para qué quieres ser lleno del espíritu santo si tus días son asi?. Si nuestras actitudes y pensamiento no cambian y siguen igual?.
Pedimos la llenura del espíritu Santo para que nuestra vida sea de paz y tranquilidad, para que tengamos empatía por el necesitado y actuemos y no sólo pidamos por esas personas. Pedimos llanura para tener la certeza que Dios siempre tendrá en nuestra mesa la comida, queremos llenura del espíritu Santo para tener amor en nuestro corazón y amar a nuestra esposa e hijos, hacer de nuestro trabajo una pasión y agradecer por todo lo que tenemos sea poco o mucho. Pedimos llanura para hablar de vida y no de muerte, queremos llenura para hablar de cosas positivas y no negativas.
En cambio, el Espíritu de Dios nos hace amar a los demás, estar siempre alegres y vivir en paz con todos. Nos hace ser pacientes y amables, y tratar bien a los demás, tener confianza en Dios, ser humildes, y saber controlar nuestros malos deseos. No hay ley que esté en contra de todo esto. (Gálatas 5:22-23 TLA)
De verdad queremos ser llenos del espíritu santo?, Queremos que el espíritu more en nuestras vidas?, oramos y pedimos su llenura pero si no cambias tus pensamientos y tus actitudes? Si queremos recibir al espíritu Santo actuemos y pensemos como Dios quiere que seamos y no personas que en nuestro corazón sólo hay odio, temor, envidia y todas esas cosas que no son frutos del espíritu. Dios dejó su espíritu para que sea nuestro consolador y para darnos esa garantía y seguridad que él siempre está a nuestro lado.
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