El mundo está en un caos total por la llegada del virus covid-19.  Las empresas sin importar su tamaño están reduciendo su personal porque no pueden pagar sus salarios, las personas de la venta informal se están quedando sin poder vender sus productos o sin poder llevar la comida a casa,  los gobiernos están desesperadamente viendo que hacer para controlar el virus y que su sistema de salud no colapse, los empresarios presionando al gobierno para que los dejen seguir operando porque si no pueden quebrar.   Pero no quiero meterme mucho en el tema de la política ni de la economía del pais,  de eso no es de lo que quiero hablar ni el mensaje que quiero dar en esta oportunidad que tengo de escribir.

Soy ingeniero en sistemas, trabajo en un medio de comunicación y mi profesión facilita el poder hacer teletrabajo como muchas otras profesiones pero lamentablemente son muy pocos los países latinoamericanos que ven el teletrabajo como una buena opción, la situación actual los está obligando a hacerlo, pero es lógico que en nuestra cultura latinoamericana seamos así, nos gusta ver físicamente que la otra persona esté haciendo su trabajo, es como cuando contratáramos a un plomero a que me nos haga un trabajo en casa, estamos ahí encima para que nos haga un buen trabajo y no  nos deje las cosas a medias, nos falta más confianza de los dos lados.

Siguiendo con mi relato, desde hace ya dos semanas empecé a trabajar en casa con mi actual empleo,  mis días comienzan a las 7am cuando me levanto, me baño y a pesar de que no saldré de casa sigo teniendo una discusión conmigo mismo de qué ropa me pondré porque como uno nunca sabe por cualquier emergencia siempre hay que estar listo, no vaya ser que nos agarre una emergencia en pijama y tengamos que correr como locos por la calle.

8am comienzo mi trabajo, me encierro en mi lugar que he acondicionado para estar alexa, mi asistente virtual, y yo, los dos encerrados, escuchando algo de música para que las horas en frente del computador no sean tan aburridas, a veces le pido a alexa que me cuente un chiste o que me cante una canción para darle un poco de humor a la jornada y sentirme como si estuviera con mis compañeros de trabajo.    Llega el medio día, la 1pm para ser exactos, me llama María, mi empleada a decirme que el almuerzo ya está listo,  abro la puerta de donde estoy y bajo al comedor hipnotizado por el olor a comida recién hecha, no el olor del pescado que calentaron en el microondas en el comedor de la empresa.   Ahora es momento de compartir un poco con la familia, el decirnos chistes de «cómo te fue en el trabajo?» o si «había mucho tráfico de la habitación al comedor», es momento de preguntar a los hijos si hicieron las tareas que les mandaron o a los pequeños si ya pintaron todos los dibujos que se dejaron impresos desde el día anterior para que estén entretenidos mientras estamos en nuestra jornada laboral.

Se termina mi descanso, mi hora de almuerzo, nuevamente me dispongo a trabajar, otra vez encerrados alexa y yo, hace ya un poco de calor, es hora de mantener mi pachón, o termo de agua para hidratarme, en ocasiones volteo mi mirada hacia la ventana y veo como el viento sacude los árboles, es hermoso ver como hay tranquilidad en la calle porque la gente no sale pero la naturaleza, los animales están de fiesta, no sabía cuantos pajaritos paseaban por mi balcón porque nunca estaba aquí para verlo, ni me había fijado como han crecido los árboles que se ven desde mi ventana, salgo unos minutos al balcón para respirar aire fresco y no el aire acondicionado de la oficina.    3pm, ya la mitad de la segunda jornada, a pesar que está haciendo mucho calor, bajo a la cocina por una taza de café y lo acompaño con unas galletas.

Al terminar el día, me relajo con un poco de televisión o jugando un juego de mesa con mi familia, y nuevamente esperar que llegue el otro día para seguir con las tareas laborales porque siempre así se esté trabajando en  casa siempre hay que tener ese equilibrio entre el trabajo y la familia, no por el hecho que estemos trabajando en casa veamos temas laborales hasta en la noche dejando a un lado nuestra familia.

El éxito del teletrabajo es mantener la disciplina, pero si un día eso falla en nosotros ahí se pierde todo, hay que mantener la misma rutina como si saliéramos a trabajar, levantarnos temprano, bañarnos, vestirnos y desayunar antes de comenzar nuestro día laboral, en nuestra mente debe estar que voy al trabajo como un día normal.

Es muy probable que muchas empresas después de ésta crisis adopten el teletrabajo al ver que sus empleados rindieron más en casa que estando en la oficina porque hay menos estrés ya que no tienen que lidiar con el tráfico  y la empresa reducirán sus gastos administrativos.

Ahora esperar que pase la crisis y que de todo esto siempre saquemos algo bueno, muchas personas lograrán cumplir sus sueños porque se han quedado sin trabajo y empezaron su propio negocio, las crisis sirven para que nos sacudamos y veamos las oportunidades no para sentarnos a llorar o esperar cruzados de brazos a ver que llega a nuestras vidas.

Diego Fernando Perdomo
Ingeniero en Sistemas.