Su piel es suave y delicada como una rosa,
sus ojos tan ínmensos como la verde primavera;
quedé enamorado desde la primera ves que te vi sentada en el jardín.

Mis ojos no dejaban de mirarla,
mi cabeza no dejaba de pensarla,
mis labios querían besarla
y mis manos querían tocarla.

A la mañana siguiente pasé por aquel jardín,
mis ojos lloraban al verla partir;
y aquel lindo recuerdo quedó en mí
pero las ilusiones se alejaban con la mujer que vi en el jardín.